Activos intangibles: hacer visible lo invisible

Activo intangible es aquello que no podemos tocar y/o ver sin embargo podemos sentir y apreciar. Más en detalle, en los negocios, se ha asociado al valor de la marca, la propiedad intelectual… generalmente ligadas a grandes empresas, pero ¿y autónomos y pequeñas empresa? ¿tienen en sus negocios estos activos “invisibles”?

La respuesta es si. Son los negocios de reducida dimensión quienes, desde siempre y para garantizar su supervivencia, han puesto en práctica e integrado en sus productos/servicios activos intangibles que generan valor añadido al producto/servicio. En ocasiones, es incluso por este “beneficio oculto” por lo que clientes y usuarios se decantan por un producto/servicio y no el de la competencia.

Entonces, en estos casos, ¿por qué no se reconoce? ¿por qué no se valora este intangible?. El pequeño empresario o la persona autónoma ofrece estos, denominemos “extras”, por su compromiso con la clientela. Son actividades que se toman como necesarias, aunque no lo sean realmente, para ofertar el mejor servicio/producto. En muchas ocasiones, los activos intangibles no están ni siquiera identificados en el proceso de venta y no se toman como inversión o gasto que incremente el coste del servicio/ producto. Por ejemplo: montaje gratuito, visitas al taller, asesoramiento integral…

Y, ¿cómo hacer visible lo invisible? En primer lugar, identificando y siendo conscientes de los servicios “implícitos” que los clientes valoran. Es necesario analizar toda la cadena de venta, desde que el producto/servicio entra en nuestro negocio  hasta que la clientela disfruta del mismo para descubrir el valor añadido generado.

Por lo tanto, en esta etapa es importante la comunicación. Contactar con clientes, consumidores o usuarios (diálogo en la venta, encuestas, redes sociales…) para conocer que otros elementos, además del producto o servicio en si, valoran en nuestro negocio. Posteriormente, habrá que analizar con profundidad que impacto tiene ese valor “invisible” (activo intangible) en el negocio.

Una vez identificado y cuantificado, no nos queda mas que poner en valor el activo intangible. ¡Pero cuidado! Ponerlo en valor no tiene que significar facturarlo.  Existen muchas estrategias no monetarias para poner en valor el activo intangible pero todas implican, nuevamente, comunicación. En esta ocasión, comunicación hacia el exterior. El objetivo final es llamar la atención de los clientes sobre los beneficios de esos servicios que hemos “sacado a la luz”.

En este artículo, hemos hablamos de activos intangibles dirigidos a clientes y consumidores. Sin embargo, activos intangibles podemos encontrar en nuestras relaciones con otros grupos de interés de nuestro negocio como la cadena de valor o empleados. La gestión de los activos intangibles en estos casos puede reportarnos también importantes beneficios como colaboraciones clave, aumento de productividad o retención de talento.

¡Avancemos juntos compartiendo objetivos!

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